Entrevista a Raúl Palma, Presidente del Comité de Patrimonio Delegación Llanquihue

“El patrimonio debe convivir con el desarrollo inmobiliario, no son incompatibles”

Con más de un cuarto de siglo viviendo y trabajando en la zona, el arquitecto Raúl Palma ha sido testigo de las transformaciones urbanas de Puerto Varas. En su visión, el acelerado crecimiento inmobiliario que ha vivido últimamente la ciudad ha convivido con el patrimonio, en parte gracias a ciudadanos y autoridades que han ido tomando conciencia de su valor.

Puertovarino “por adopción y corazón”, así se define el arquitecto Raúl Palma, quien vive hace más de veinticinco años en la ciudad lacustre. De familia sureña, nació un poco más al norte, en Valdivia y luego continuó sus estudios en la capital, donde ingresó a arquitectura en la Universidad de Chile y posteriormente cursó el magister Historia critica del Arte y Arquitectura en la Universidad Mayor.

Ha tenido bastante participación en el área gremial, fue presidente del Colegio de arquitectos de la delegación zonal de Llanquihue y vicepresidente de la organización a nivel nacional. Actualmente es presidente del comité de patrimonio de la delegación zonal de Llanquihue, actividad que desarrolla a la par de su labor de tasador y de inspección técnica de administración de obras, entre otras. Según señala, su trayectoria le ha permitido ser “un testigo privilegiado” de todo lo que ha pasado en términos urbanos en Puerto Varas y alrededores.

Desde su experiencia y conocimientos, el profesional reflexiona respecto al desarrollo inmobiliario que ha vivido la ciudad en los últimos años y la forma en que el patrimonio se ha conservado gracias a una ciudadanía consciente de su valor y también a empresarios y autoridades que se han sumado a la protección y resguardo de estos bienes.

 

¿Cómo ve Puerto Varas hoy día?

Indudablemente que está creciendo, pero como le pasa a muchas ciudades, los desarrolladores inmobiliarios van más rápido que las normas, entonces siempre las normas van quedando atrás. Y lo que pasa con eso es que hay mucho crecimiento, pero poca infraestructura; se ve que hay edificios y comercio, pero eso no va acompañado de una vialidad ni de una costanera adecuada. Entonces, nosotros tenemos un enorme potencial aquí, pero de alguna manera se está concentrando mucho sin que tenga un adecuado sostén, una malla que lo sostenga. Y también está creciendo en una forma muy concentrada, muy densa, principalmente en el sector céntrico, como el hecho de que se haya instalado un mall en el centro, eso es un “urbanicidio”. Yo soy más amigo de los proyectos que descongestionan el centro, que descomprimen, porque un mall comprime.

 

¿Cuáles son las consecuencias de este modelo de desarrollo?

Que andemos todos estresados (ríe). Puerto Varas hace diez años atrás era una ciudad apacible, súper provinciana, que daba gusto caminarla, vivirla. La consecuencia es que se pierde calidad de vida. O sea, nos hemos venido a vivir a Puerto Varas porque es una ciudad caminable, que tiene una escala humana y es eso lo que se pierde, la posibilidad de encuentro entre las personas.

Falta que la ciudad sea más amable, que no esté tan llena de autos, Puerto Varas debería ser una ciudad caminable, las calles del centro podrían ser más peatonales. Yo creo que hay un buen punto con lo que se hizo con el proyecto piloto San Pedro, yo sé que pueden haber diferentes opiniones sobre el cómo se hizo, totalmente de acuerdo, pero el fondo del tema, que es sacar el auto y entregarle espacio al peatón, eso me parece muy correcto y debería replicarse. A lo mejor crear estacionamientos subterráneos y así poder caminar.

Por otro lado, aprovechar las casas antiguas que tenemos, aprovecharlas con un reciclaje, destinarlas a usos comerciales, a oficinas, a un montón de otros usos que son posibles y que permiten la convivencia entre el patrimonio y lo nuevo. Yo creo que no es necesario destruir el patrimonio para tener una ciudad nueva.

 

¿Cómo ve el tema del patrimonio, hay preocupación por eso?

Yo creo que de parte de los puertovarinos hay una cosa súper valiosa en esta ciudad, que el puertovarino es un ciudadano súper preocupado de su patrimonio, que verdaderamente valora. Hoy en día no se demuele una casa así de la noche a la mañana, la gente reacciona, hay preocupación. Por otro lado, los empresarios, los comerciantes, están empezando a ver el patrimonio como una oportunidad también, por ejemplo, ven una casa bonita y dicen que no sería necesario echarla abajo, se puede reciclar y destinar, por ejemplo, a un hotel boutique, a un centro de consultas dentales, que se ha hecho, y con eso no solo gana la ciudad, sino el mismo empresario porque gana prestigio de tener un bien reconocido por todos. Y también la autoridad, llámese alcalde o concejo municipal, yo veo que hoy en día están más en sintonía con eso. Y eso es súper positivo, veo que el patrimonio está bien, el Consejo de monumentos nacionales está más atento que hace ocho años atrás cuando las casas se perdían. Y también hay fiscalización ciudadana.

 

¿Cómo es la convivencia del patrimonio con el desarrollo inmobiliario?

Yo creo que el patrimonio no solo puede convivir con el desarrollo inmobiliario, sino que es un insumo para el desarrollo inmobiliario. Es decir, parte del interés que hay en la gente por vivir o por venir a vacacionar a Puerto Varas, está en que tiene patrimonio arquitectónico, porque si empezamos a sacar todas las casas que son patrimoniales, nos quedamos sin patrimonio y quedarse sin patrimonio es quedarse sin identidad. El patrimonio debe convivir con el desarrollo inmobiliario, no son incompatibles.

 

¿Cómo ha visto la evolución inmobiliaria en los últimos cinco años en Puerto Varas?

Hay distintas aristas en esto, una que yo creo que siempre es positivo que lleguen personas, porque vienen a contribuir, pero también hay un lado que es menos amable que tiene que ver con el impacto que todo eso genera en las redes viales y en la calidad de vida de todos. Es una externalidad negativa que viene con el desarrollo inmobiliario. Y cómo se aborda eso, de partida ya hay una disposición, una normativa que salió hace poco que implica que el desarrollo inmobiliario tiene que ir acompañado de compensaciones urbanas, o sea, en la medida en que yo quiero desarrollar un edificio, me hago cargo de lo que pasa alrededor, con infraestructura vial o con áreas verdes.

 

Considerando el plan regulador en que se está trabajando, ¿cuál es su visión de cómo debería ser la ciudad?

Ahora hay bastante consenso en la idea de que Puerto Varas no puede ser una ciudad que se llene de edificios altos, que las alturas máximas deberían rondar los 4 o 5 pisos, densificar pero en una mediana altura. También es necesario desarrollar los sectores que faltan todavía, porque está lleno de lugares con sitios eriazos que perfectamente podrían desarrollarse. Otro aspecto, son los subcentros, que tienen la gracia que desde el punto de vista más macro, descomprimen. Ahora todo está en el centro, los servicios y los caminos también, no hay un camino de circunvalación, que es algo tan básico en una ciudad.

Sin embargo, yo soy bien optimista respecto a lo que se está haciendo, aparte que creo que lo que se ha planteado como ampliación del límite urbano ha sido bastante prudente y sin densificar demasiado tampoco.

 

¿Y cuándo se podría contar con este nuevo plan regulador?

Es relativo, pero yo creo que si todo marcha bien, este plan regulador debería ver la luz dentro de este periodo alcaldicio, yo creo que está todo dado para que sea este alcalde quien lo anuncie.

 

Por Catalina Brunetti Casa-Cordero

Publicado en El Llanquihue de Puerto Montt