Puerto Varas: Aporte del Colegio de Arquitectos en la formulación del nuevo Plan Regulador

Por Izidor Carlos Mora, Presidente de la Delegación Llanquihue del Colegio de Arquitectos de Chile.

Desde el año 2015 la Consultora SURPLAN se encuentra trabajando en la actualización del Plan Regulador Comunal. Lo que regule este nuevo instrumento regirá los destinos de Puerto Varas, Nueva Braunau y Ensenada durante los próximos 20 años, sin olvidar que también influirá en el destino de las ciudades de Puerto Montt y Llanquihue, en tanto componentes de la conurbación más austral de Chile. Por lo mismo, lo que está en juego no es menor y explicaría el interés de la comunidad y los grupos de interés local, por tener una voz activa en el diseño del instrumento.

Al taller de participación ciudadana realizado el 16 de febrero recién pasado, concurrió cerca de un centenar personas, incluidos varios grupos de interés, entre ellos: juntas de vecinos, agrupaciones sociales y organizaciones de empresarios turísticos e inmobiliarios. Está claro que los vecinos de Puerto Varas están empoderados y no quieren dejar la planificación de su ciudad a merced de los expertos. Quienes asistimos a la actividad pudimos sentir la preocupación por la efectividad del método de participación implementado a la fecha, el que al parecer, no estaría reflejando en la propuesta las expectativas de la comunidad.

Independiente de si esta percepción de la comunidad se ajusta o no a la realidad, no podemos dejar de pensar que se trata de una preocupación legítima, si consideramos que a partir de la promulgación de la Nueva Política Nacional de Desarrollo Urbano (marzo 2014), la participación efectiva de la comunidad es considerado uno de los pilares centrales del diseño de Planes Reguladores. Aun cuando este nuevo enfoque todavía no ha sido incorporado a la Ley General de Urbanismo y Construcciones, el MINVU ya ha instalado la participación temprana, como requisito indispensable para la aprobación de los Planes Reguladores. El problema es que esta exigencia aún no cuenta con parámetros claramente normados, por lo que su adecuación a las distintas realidades locales aún no está debidamente garantizada.

Siendo justos, diremos que el Estado ha hecho esfuerzos para hacer posible su implementación. Ya en enero de 2010 el MINVU publicó “Inventario de Metodologías de Participación Ciudadana en el Desarrollo Urbano”. Allí se plantea que la mediación y los consensos ciudadanos son piezas clave en la práctica del urbanismo participativo. La obra, junto con revisar los cuerpos legales que regulan la participación de la comunidad, expone algunos métodos, técnicas y herramientas para su incorporación al diseño de los Planes Reguladores. Además de lo anterior, analiza experiencias a nivel nacional e internacional, que respaldan su aporte a la consolidación de ciudades más sustentables. Por cierto, además de esta obra, existe abundante literatura que da cuenta de experiencias exitosas, tanto en países desarrollados, como en economías emergentes preocupadas de hacer suyo este nuevo paradigma.

Todo lo anterior nos lleva a pensar que es necesario satisfacer con prontitud y seriedad los requerimientos de la comunidad, a través de la aplicación de metodologías que aseguren, no sólo su participación efectiva, sino sobre todo, la transparencia en el procesamiento de la información obtenida, de tal forma que las expectativas del colectivo se vean reflejadas en el proyecto final. Por cierto, en este proceso es fundamental dejar establecido, desde un comienzo, que la construcción de consensos pasa por establecer mecanismos claros de negociación colaborativa entre los distintos actores, esto es: técnicos, ciudadanos comunes, grupos de interés y el Estado. La metodología de participación ciudadana escogida debiera garantizar que el nuevo instrumento sea fiel reflejo de la imagen objetivo construida colectivamente, privilegiando el bien común por sobre los intereses particulares.

Lo anterior suena bastante ideal, además de políticamente correcto. Sin embargo, en la práctica es sumamente difícil de lograr, sobre todo si se opta por un método que no asuma las realidades locales, que no asegure resultados técnicos apropiados y, lo que podría ser más grave aún, que la participación no sea percibida por la ciudadanía como vinculante. Lo que corresponde entonces, es que el equipo municipal, responsable en última instancia de la formulación técnica del Plan Regulador, evalúe permanentemente la aplicación del modelo y, de ser necesario, solicite las adecuaciones para su oportuna rectificación.

Dado los niveles de avance del proyecto y el interés demostrado por la ciudadanía, creemos que aun se está a tiempo de enmendar rumbos. Con el objeto de ayudar a avanzar en la concreción exitosa del proyecto, nos permitimos compartir algunos criterios básicos en materia de participación ciudadana, que permitirían asegurar la legitimidad del método y el término del proceso en los plazos acordados:

 

–              En primer lugar, como la mayoría de quienes participan en los talleres no son expertos en planificación urbana, se requiere de técnicas didácticas que eviten la segregación por ignorancia. Se recomienda el uso de material gráfico en el tamaño y con contenidos apropiados al público objetivo, cuidando que la magnitud y complejidad de los temas tratados no exceda los tiempos pedagógicos disponibles.

 

–              La participación debiera ser siempre presencial e individual, estructurada en mesas de trabajo y en un plenario al final de la jornada, evitando la presentación de propuestas alternativas globales elaboradas al margen de los talleres. El envío de “observaciones” es una práctica inapropiada en la etapa de participación temprana, ya que favorece a los grupos de interés con conocimientos técnicos y recursos económicos para desarrollarlas.

 

–              La construcción de consensos durante el desarrollo de los talleres debe ser el hilo conductor del proceso, descartando la votación como medio para superar las diferencias. Primero se debe alcanzar el consenso en las mesas y luego en el plenario. La simple recopilación de ideas no consensuadas, para su posterior inclusión en la propuesta técnica, es una práctica discrecional que nada aporta a la transparencia del proceso.

 

–              Es necesario asegurar la participación equitativa de las personas, a través de la organización de las mesas con roles bien definidos. Es imprescindible la labor de un mediador (coach), además de un experto en las materias a tratar y un secretario-relator que sintetice y exponga los acuerdos de las mesas en el plenario.

 

–              Se requiere cerrar cada taller de participación ciudadana con un acta final que registre y socialice de manera clara y didáctica los consensos alcanzados. Para ello, se sugiere mejorar sustancialmente los contenidos publicados en los sitios Web del Municipio y de la Consultora a cargo del estudio, además de sumar otros medios locales.

 

Finalmente, es necesario destacar los esfuerzos realizados a la fecha por el Asesor Urbano de Puerto Varas quien, a pesar de las limitantes de su equipo técnico para asumir la responsabilidad asignada, ha estado siempre atento a los avances del estudio, liderando la gestión. Por lo mismo, y conscientes de que la calidad de la propuesta no depende sólo de la voluntad y competencias del profesional a cargo, creemos necesario que la autoridad edilicia evalúe y refuerce la actual composición del equipo técnico del municipio. Por el bien de la comuna y sus habitantes, se requiere asegurar que sus obligaciones sean cumplidas a cabalidad, primero como contraparte de la empresa consultora y luego como administrador del nuevo Plan Regulador Comunal.

 

Publicado en el Heraldo Austral 

 

Fotografía del uno de los talleres de participación ciudadana (Créditos: José Opazo).