Zaha Hadid (Bagdad, 1950) murió el jueves 31 de marzo en Miami a los 65 años de edad. Según medios de prensa como El País, hizo historia antes de comenzar a construir, por dibujos neoconstructivistas. En 1994 Rolf Fehlbaum, dueño de la empresa alemana Vitra, le encargó su primer edificio: la estación de bomberos de su fábrica. Una década después, obtuvo el premio Pritzker (2004) y con él comenzaba una de las carreras más fructíferas de la profesión. Y la más notable, dicen, en manos de una mujer.
Intentó levantar edificios emblemáticos en el Reino Unido, país donde vivió prácticamente toda su vida. No fue fácil, siendo mujer, de origen iraquí. Llegó a ganar concursos como la Ópera de Cardiff en Gales, que finalmente le encargaron a Norman Foster. Se convirtió en una excelente diseñadora capaz de aplicar su talento a joyas, muebles, zapatos, bolsos, barcos o la ropa con que vestía.
En 1991 fue una de las invitadas internacionales de la VIII Bienal de Arquitectura de Chile: “En ese tiempo era una joven promesa, que aún no proyectaba la Estación de bomberos de Vitra, obra que definitivamente la lanzó como una figura internacional. Pero en 1991 ya se conocían sus vanguardistas diseños en los que revelaba una visión del espacio y la forma, de sentido y geometría espectacular. No necesitaba demostrarle nada a nadie y su trato fue simple y directo” cuenta Jorge Iglesis, Presidente y Curador de la VIII Bienal de Arquitectura, que se realizó en el Museo Nacional de Bellas Artes. “La recuerdo paseando por los pasillos del Bellas Artes con Nemesio Antúnez, Director del Museo, envuelta en trajes amplios y coloridos adornados con túnicas y pañuelos que como su arquitectura volaban más allá”, agrega.
Zaha Hadid en el Catálogo de la VIII Bienal de Arquitectura de Chile, 1991
Cuando en 2003 inauguró su Centro de Arte en Cincinnati (Ohio) -su primer proyecto en Norteamérica- el mundo arquitectónico observó con lupa cómo había sido la transformación de los planos de la rompedora arquitecta de papel a las tres dimensiones de la realidad. Salió airosa del juicio pero entendió que la exigencia con ella era mayor y decidió arriesgar más. “Tratando de romper los límites de la arquitectura” hablaba de convertir los edificios en paisaje y de repensar los límites físicos de las construcciones.
Lo hizo con el MAXXI de Roma en 2010 y con la Ópera de Guangzhou el mismo año. Por esas fechas concluyó una de sus obras más conmovedoras, el colegio Evelyn Grace en Brixton, un lugar donde alumnos con un futuro poco prometedor estudian en uno de los mejores edificios de la capital británica.
En Baku (Azerbayán), Hadid y su equipo levantaron el centro cultural Heydar Aliyev que abrió una vía de vanguardia para la transformación de la ciudad, al tiempo que la asociaba a la dinastía vitalicia que ostenta el poder. Tras firmar el Centro Acuático para las olimpiadas de Londres (2012) y dejar una versión sobria de su marca artística en su ciudad, Hadid fue llamada a trabajar en Oxford, donde levantó un edificio en St. Anthony’s College. Tenía entre manos la renovación del frente marítimo en Estambul y el diseño de un estadio para Qatar 2022.
Una torre en Moscú y un puente en Taiwán. Si durante años su campo de actuación fueron los museos -su obra no construida se valoraba por aportación artística- durante las últimas décadas parecía querer reinventar el mundo. Su estudio no hacía más que crecer, a punto de trasladarse a las oficinas del antiguo Design Museum, junto al Támesis, manejaba proyectos en todos los continentes del mundo.
En numerosas entrevistas que Zaha Hadid concedió a El País tres cuestiones aparecían en su discurso de manera recurrente. De un lado el selecto club: “Nunca seré como ellos. No navego, soy musulmana y soy mujer”. Hablaba de la falta de apoyo de sus colegas arquitectos ante injusticias como la de la Ópera de Cardiff. Sólo Richard Rogers inició una protesta pública.
El segundo tema era el Gugenheim de Bilbao. Hadid estaba muy agradecida a la audacia del edificio de Gehry. Si le discutías que ella llevaba décadas firmando proyectos rompedores cuando el Guggenheim se inauguró, te daba la razón. Y también una explicación: “El Guggenheim abrió la puerta. Tenía que abrirla un hombre. A mi no me hubieran dejado. Por eso estoy agradecida. Gracias a ese proyecto he podido construir”.
El tercer asunto de su ideario era como un mantra. No se cansaba de repetirlo: era fundamental siempre y en todo momento “romper los límites de la arquitectura”. Se refería a los límites físicos, formales, y justo es reconocerle que ella lo consiguió. También dejó saldadas las otras dos cuestiones. En el mundo árabe su trayectoria hizo que muchas mujeres quisieran estudiar arquitectura. Puede que no navegara, como tantos arquitectos, pero está claro que hace ya años que pasó a pertenecer al club.
“Abrió un horizonte nuevo con proyectos que saltaban, se articulan y movían con una continuidad y velocidad sorprendente. Resultaba difícil permanecer indiferente a sus propuestas, había que conocerlas, entenderlas, criticarlas y admirarlas. Su trabajo deja una huella y una escuela. Su discurso conceptual y la traducción que hacía de el en morfología y espacialidad resultaba siempre apasionante. A veces exagerado, expresionista y desafiante pero siempre sorprendente”, concluye Iglesis.
Fue en Miami el miércoles 30 por la noche tras hospitalizarse por una bronquitis -Hadid tenía una tos gutural inolvidable- cuando sufrió un ataque al corazón. En España, el Pabellón -puente de Zaragoza se levantó con la leyenda de que Hadid nunca estuvo allí. La otra cara de la moneda, el Pabellón López de Heredia, es una de las joyas más preciadas de la bodega riojana. Esa dualidad resume la leyenda que una muerte como está no hará más que agrandar.
Sus obras más emblemáticas:
El centro cultural Heydar Aliyevfue, en Baku, Azerbaiyán (2013)
El Guangzhou Opera House, China (2010)
El Centro Acuático de Londres (2012)
Museo Nacional de Arte del Siglo XXI, MAXXI Roma (2009)
Centro de Arte Contemporáneo Rosenthal en Cincinnati (2003)
Entrevista a Jorge Iglesis realizada por Ignacio Valdivieso el 5 de abril de 2016.