Luciano Kulczewski García (1896-1972)

 

Estudió en el Instituto Nacional y en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile.

Obtiene medallas en los salones oficiales del Museo Nacional de Bellas Artes y, en 1919, se gradúa con la más alta votación por título hasta entonces. Viaja a Europa poco después de titularse.

Fue jefe de campaña de Pedro Aguirre Cerda, triunfador de las elecciones de 1938 con el Frente Popular. Kulczewski se consideraba uno de los catorce fundadores del Partido Socialista de Chile y, algunos, le adjudican el diseño del símbolo del partido.

Asumiendo en 1939 el cargo de administrador de la Caja de Seguro Obrero, debió enfrentar las consecuencias del terremoto de Chillán.

Entre sus obras más relevantes se encuentran los pabellones de acceso del funicular y fotográfico del Cerro San Cristóbal y la casa familia Kulczewski Yánquez de Estados Unidos 203, estilo Neo medieval; los edificios de Merced 268, Alameda 2136 y las poblaciones Keller, Militar (Manuel Montt con Irarrázaval), los Castaños y Madrid, estilo Art nouveau; el edificio de departamentos de Merced 84 y la Piscina Escolar Universidad de Chile, estilo Art decó; el Instituto Agronómico y la población Quinta Meiggs (de calle Virginia Opazo), representativos del Neo clásico francés.

Falleció en 1972. Fue incinerado, y parte de sus cenizas se esparcieron en los faldeos del cerro San Cristóbal y el cementerio Père-Lachaise de París.

 

Luciano Kulczewski García (1896-1972)

 

 

 

Kulczewski por sí mismo


«La arquitectura, lejos de ser una ciencia, es un hecho fundamental en las vidas humanas: dar vivienda. Dar cohesión a la familia, un hogar donde se desarrollen las vidas humanas; alegrías, tristezas, penas. Además es un arte. Reúne, así estas dos condiciones que son sublimes».

«Santiago es sin duda una de las ciudades mejor emplazadas, en un valle bellísimo, con los cerros San Cristóbal y Santa Lucía, la vista de la Cordillera de Los Andes y del poniente, las puestas de sol, los cielos bellos y de cambiantes tonalidades de colores».

«El chileno como constructor de casas es espléndido. Son muy buenos artesanos. Me bastaba diseñar en una pared especial en la obra gruesa de un edificio. El resultado final era espléndido y la calidad de las terminaciones excelente. En cerrajería trabajé con la firma Carlos Mina e Hijos: difícilmente creo que haya habido otra igual en Chile».

«Estoy totalmente en contra de la proletarización del hombre común. Al contrario; yo lo quiero levantar haciendo todas esas poblaciones con las casas distintas unas de otras, pero dentro de una semejanza común».