La obra, ubicada en Avenida Libertador Bernardo O’Higgins 115, Santiago, fue construida por encargo de Martín Figueroa al arquitecto Luciano Kulczewski en 1920. Su estructura de hormigón armado (que permitió realizar y dar formas a sus tallos de lirios y ritmos de la fachada), pilares, vigas, cadenas y losas, es considerada uno de los mejores exponentes del Art Nouveau en Chile.
El Art Nouveau (arte nuevo) surge del movimiento Arts and Crafts, originario de Inglaterra, y tuvo como principal objetivo acercar el arte a la gente, ya que las obras de arte se fabrican masivamente con técnicas industriales.
El movimiento y sus construcciones proponían el uso de metáfora, intenta comunicar un significado; la asimetría, desnudando la arquitectura de su disfraz, en que se intenta mostrar los materiales tal como son y para qué sirven; y la ornamentación debe ser de origen vegetal y mítico, privilegiando los colores de la naturaleza.
En 1941 la sucesión de don Martín Figueroa vende la propiedad completa a don José Ramón Gutiérrez Alliende, quién la deja para la renta, hasta que le es expropiada.
En la década de los 40 y hasta el final de los 60, se instala la Clínica de Maternidad «Florence Nightingale», de la matrona Lidia Dellepiane, segunda clínica de esta naturaleza, después de la Clínica Sara Moncada, en la casa situada al poniente (N° 117), casi enfrentada al Hospital San Borja, y que funcionó allí hasta la expropiación del inmueble.
En la casa que originalmente habitaba la Familia Figueroa Echaíz, hacia el Oriente (N°113) se instala una residencia–hospedaje, que recibía a pasajeros, familias y estudiantes universitarios, que venían especialmente desde Punta Arenas y Antofagasta, acogiendo principalmente a la comunidad croata de esos años.
En 1970, la obra es expropiada por la CORMU, como parte del Plan de Desarrollo Urbano en el marco de la Remodelación San Borja. En tanto, en 1974 y por iniciativa de Gonzalo Mardones Restat, el edificio es adquirido para ser la nueva Sede Nacional del Colegio de Arquitectos de Chile
Intervenciones del edificio a cargo de Gonzalo Mardones Restat
La modificación más importante fue la transformación de la construcción, que originalmente consideraba dos viviendas en el segundo y tercer piso, más cinco locales comerciales en el primer piso, en el edificio corporativo del Colegio de Arquitectos de Chile. La intervención proyectual y constructiva que unificó el uso del edificio estuvo a cargo del arquitecto Gonzalo Mardones Restat.
Las modificaciones fueron:
- Creación de un nuevo acceso único, ocupando para esto la entrada y la zona destinada antiguamente para el local comercial central del edificio.
- Creación de hall de acceso y nueva caja de escalas para acceder a un edifico ahora unitario.
- Eliminación de dependencias interiores, al parecer zonas de servicio de la propuesta original, creando una terraza interior en el 2º piso y liberando el 3º piso.
- De los cinco locales comerciales, actualmente hay uno destinado para este efecto y que actual- mente el Colegio lo arrienda a particulares. Los otros fueron transformados en una sala de exposiciones y eventos y en la biblioteca del Colegio.
- Eliminación y creación de tabiques o muros divisorios para albergar a la entidad gremial.
Monumento Histórico
Por la unanimidad de sus integrantes el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) decidió declarar monumento histórico a la sede del Colegio de Arquitectos, ubicada en Alameda 115 (Decreto N°410). La obra, diseñada por Luciano Kulczewski, es considerada uno de los mejores exponentes del Art Nouveau en Chile.
«Con esta decisión, se ratifica el valor patrimonial de un inmueble reconocido y apreciado por la comunidad», indicó el Secretario Ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, Óscar Acuña, quien destacó la alta cantidad de visitas que ha recibido la sede del Colegio de Arquitectos desde que en 2007 se sumó a los edificios que abren sus puertas en el Día del Patrimonio Cultural.
La declaratoria resuelta incluye un polígono de protección que abarca desde los ejes medianeros del inmueble a la solera, por sobre la vereda. Ello implica que cualquier intervención en ese espacio, como la instalación de paraderos, kioskos u otros elementos, deberá ser consultada al Consejo de Monumentos Nacionales. La finalidad es evitar los continuos rayados que afectan a la fachada, debido a su cercanía con la Plaza Italia.
Fueron las arquitectas María Cristina Gillmore Escoda e Itxiar Larrañaga Larrañaga, del Comité de Patrimonio del Colegio de Arquitectos, quienes prepararon el expediente para la declaración de Monumento Nacional. Lamentablemente, María Cristina Gillmore no alcanzó a conocer sus resultados, pues falleció antes de su presentación y aprobación.
Foto: Gabriel Salgado Sepúlveda – Abril 2023
«La nueva sede del Colegio de Arquitectos de Chile»
Por Gonzalo Mardones Restat**
Desde hace varios años uno de los más sentidos anhelos del Colegio de Arquitectos de Chile ha sido el trasladar su sede a un local que sirva mejor a sus variadas actividades. El décimo piso de Teatinos 248 cumplió sobradamente su misión durante los primeros tiempos de la Institución, pero hoy resulta, además de inadecuado, un verdadero obstáculo para el desarrollo del trabajo de comisiones, para las actividades habituales de atención a los colegiados y al público, para el fomento de eventos culturales, un freno para la convivencia social del gremio, y por último, impide absolutamente las reuniones de grandes grupos en asambleas o conferencias indispensables en un Colegio de más de dos mil profesionales.
El actual Consejo General se fijó la meta de lograr la nueva sede. Difícil tarea, tanto por las limitaciones financieras como por los requisitos que el propio Consejo se impuso. Desde los primeros estudios se determinó superficies mínimas para cumplir con cierta comodidad e independencia las funciones programadas, que no bajaban de los 1.000 metros cuadrados edificados. A cualquier costo de construcción el actual patrimonio del Colegio no financiaba ni el 20% y las condiciones económicas de sus miembros, que para estos efectos se reducían a los de Santiago, representaba cuotas de aporte tan elevadas imposibles de exigir.
Nació entonces la idea de aspirar a una antigua residencia, de costo irrelevante, pero a la vez de características arquitectónicas que hicieran conveniente y atractiva su conservación, tanto desde puntos de vista históricos o estéticos, como estructurales para justificar una inversión en refacciones o restauraciones.
Durante el año 1973, se estudió y visitó gran cantidad de casas y edificios y todas resultaban inadecuadas desde uno u otro aspecto. Las condiciones imperantes en el país no favorecían tampoco el éxito de los planes.
A principios del presente año, algunos arquitectos de la CORMU, encabezados por su jefe, el Consejero Ernesto Labbé, «descubrieron» una casa condenada a la demolición inmediata y que cubierta por una vejez prematura, un deplorable estado de conservación, y un estilo o época arquitectónica hasta hoy bastante denigrada en Chile, permanecía oculta a las miradas en una expectante ubicación. Alameda Bernardo O’Higgins 115, la principal arteria de la capital, una cuadra de Plaza Baquedano, principal nudo o hito de la ciudad, una cuadra del edificio Diego Portales, borde del centro tradicional y puerta del barrio oriente, equidistante 100 metros de dos futuras estaciones de la línea 1 del ferrocarril metropolitano.
Era tan difícil «verla» y «apreciarla» que las primeras visitas de varios consejeros concluyeron en informes bastantes deceptivos. A medida que imaginativamente algunos visionarios iban despojándola de polvo y telarañas se iba apareciendo como una leve posibilidad.
¿Cuál es su estilo? ¿Quién su creador? Eclecticismo Neoclásico y Art Nouveau del arquitecto fallecido hace dos años don Luciano Kulczewski. Cinco puertas de locales comerciales en la acera sur de la Alameda, dos accesos directos a dos residencias de «altos» en segundo y tercer piso, construida por encargo de don Martin Figueroa allá por el año 20, estructura de hormigón armado, pilares, vigas, cadenas y losas incluso sobre el tercer piso; básicamente sana en su estructura, sólo algunos errores de concepción antisísmica posibles de corregir, pero probada en no menos de 20 sismos de consideración.
Tres grupos generacionales de arquitectos pueden opinar hoy día. Los contemporáneos de don Luciano, todos ellos miembros vitalicios u honorarios del Colegio, que vieron como una nueva concepción contemporánea de la arquitectura fue dejando en el total olvido su formación inpirada en la vieja Ecolo de Beaux Arts y que, comprendiendo el avance depusieron las armas o se renovaron. La generación intermedia, hoy en la plenitud y que en su periodo formativo dieron la lucha en contra de la «academia» por los nuevos principios; devotos de los postulados de la Carta de Atenas e instauradores en todos los ámbitos de una arquitectura contemporánea y quienes hoy, en una posición culta ya lejana de batallas duras en la que salieron triunfadores, pueden ya mirar con objetividad los períodos críticos, las encrucijadas, las transiciones indispensables en toda evolución, y valorarla en su verdadera dimensión. Y por último la generación joven formada sin prejuicios formales académicos y que conocen el pasado arquitectónico sólo como una disciplina analítica de la historia de la arquitectura y de los estilos y al haber sido ajena a batallas, sin prejuicios negativos.
Este enfoque no se hace por primera vez. Es tan antiguo como la evolución de toda manifestación artística del hombre. En el momento de romper moldes y progresar, el presente debe necesariamente ser denigrado. Con el tiempo ese presente está ya en la historia y comienza a emerger con sus propios valores.
Retomamos la narración de los hechos. Acla-rados los aspectos conceptuales, el Consejo General aprueba por unanimidad la idea de adquirir el inmueble. Falta salvarlo definitivamente de la picota y conseguir precio y condiciones de pago acordes con las posibilidades reales del gremio. El Vicepresidente de la CORMU, don Enrique Juneman escucha nuestros planteamientos, los comprende y considera que la responsabilidad de la Institución que dirige es promover el «Mejoramiento Urbano» y que la decisión técnica del Colegio al apreciar la calidad de una obra arquitectónica para justificar su conservación debe ser respetada, cumpliendo además con facilitar el desenvolvimiento de un gremio que siempre ha estado al servicio constructivo del país. Al margen de consideraciones comerciales o de aprovechar plusvalías, el precio que se le asigna a la casa es el de su valor de adquisición debidamente reajustado. Las condiciones de pago, las mismas que para las expropiaciones obligadas: 20% al contado y saldo a 5 años, reajustables. La fórmula es ya factible y puede iniciarse los trabajos con los recursos propios del Colegio.
El Vicepresidente del Consejo, arquitecto Gonzalo Mardones Restat, quien fue un encarnizado defensor del proyecto, reclama para sí el derecho de dirigir profesionalmente la restauración a título gratuito, afrontando no sólo la enorme responsabilidad y la entrega desinteresada de su tiempo, sino el juicio crítico del gremio una vez inaugurada la obra que está programada para fines del mes de noviembre próximo.
Por último, el Consejo General cita a una Junta Extraordinaria para dar a conocer la iniciativa y para que se pronuncie sobre el proyecto, el que es aprobado por la UNANIMIDAD de los asistentes.
El proyecto definitivo de la sede contempla en primer piso dos grandes locales comerciales que serán entregados en arriendo para actividades en alguna forma relacionadas con la profesión y cuyo canon contribuirá a financiar las múltiples actividades de la Orden. Un local permanente de exposiciones que será destinado a exponer proyectos u obras arquitectónicas, exposiciones de pintura, escultura, artesanía o manifestaciones artísticas o técnicas de alto nivel e interés. Oficinas y talleres para el Servicio de Asistencia Técnica del Colegio. Vivienda de mayordomo. En el segundo piso, en las dos alas de la sede que correspondía primitivamente a las dos casas, el ala oriente destinada al Hall y Sala de Consejo, Presidencia, es decir, el sector representativo y directivo de la Institución, el cual también será destinado a exposiciones y actos solemnes. El ala poniente destinada a toda la labor administrativa, y atención de público. Entre ambas alas, la sala de reuniones para 100 personas, que además de las asambleas será destinada a Conferencias, Conciertos y actos de toda índole relacionadas con nuestra actividad. En el tercer piso, ala oriente, un casino con sus respectivos servicios, que deberá atraer y servir al gremio, en especial para facilitar el almuerzo o colaciones de funcionarios y favorecer el funcionamiento de comisiones de trabajo a mediodía que han demostrado su eficiencia. En el ala poniente, tres amplias salas de comisiones y una biblioteca.
** Este texto fue publicado en la Revista CA, en sus N° 12-13 de agosto-septiembre de 1974. Al momento de publicarse, Gonzalo Mardones Restat era vicepresidente del entonces Consejo General del Colegio de Arquitectos de Chile y director del proyecto de restauración.
Galería de Fotografías Sede Nacional Colegio de Arquitectos de Chile
Fotografías: James Florio Photografphy / web: http://jamesflorio.com
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