Distintas entidades locales han manifestado su rechazo a iniciativas de convertir a provincias en nuevas unidades administrativas. Ahora, la presidenta del gremio que reúne a los arquitectos plantea sus reparos a estas propuestas.
Distintos gremios empresariales de la Región plantearon en los últimos días su rechazo a la creación de nuevas regiones en Chile. La tesis es que la fragmentación no aporta soluciones, sino que más bien agudiza el centralismo del país y debilita aún más a las regiones.
Al inicio del mes, un grupo de estas entidades propuso, a través de una declaración pública (ver declaración), abrir una discusión sobre la necesidad de repensar el desarrollo desde las regiones. El documento fue firmado por la Cámara de la Producción y del Comercio de Concepción, Socabío (gremio que reúne a los agricultores regionales), la Asociación de Exportadores y Manufactureros (Asexma), el Instituto Regional de Administración de Empresas (Irade) y la Corporación Industrial para el Desarrollo Regional (Cidere).
La opinión del empresariado regional gana visibilidad precisamente cuando el proyecto Ñuble Región enfrenta días claves en el Senado. En la práctica, se materializó en la creación de una mesa de trabajo que han denominado “Mejores regiones para Chile”. Se trata de una iniciativa que busca aportar argumentos en contra de la división del territorio administrativo nacional.
Esa es la opinión además de la representante de los arquitectos de la Región del Bío Bío. La presidente del Colegio, Claudia Hempel, sostiene que la fragmentación de las regiones, al contrario de fortalecer a cada unidad administrativa, favorecerá al centralismo. Tanto en la dimensión económica como política, las regiones pierden.
La argumentación se basa en datos duros de financiamiento. Se estima que la creación de una nueva región tiene un costo aproximado de 20 mil millones de pesos anuales, además de los costos en remuneraciones. Según los gremios que emitieron la declaración pública, se requiere contratar alrededor de 2.500 personas, lo que representa 120 mil millones de pesos anuales para sueldos, permisos y viáticos.
¿Cree que las regiones se debilitan en ese proceso que ustedes han llamado de fragmentación?
Se están tomando decisiones equívocas que van a lograr todo lo contrario a lo que buscan. Esa fragmentación parece tener una mirada más política que técnica y menos global. No veo que hay una visión de país. ¿Quién está velando por esa visión de país, esa reflexión respecto a una fragmentación de las regiones? Me parece que es un tema relevante y el incremento de más regiones va a producir el debilitamiento, porque las regiones van a ser más chicas, se produce un mayor encarecimiento del sistema sin necesariamente generar mejoras. Sino que todo lo contrario: regiones más debilitadas, menos competitivas y más incapaces de insertarse con mayor identidad tanto a nivel país como a nivel global. Falta además una mirada técnica, y claramente se ha perdido mucho tiempo recursos y energía en dividir y generar más regiones en vez de empoderar las que existen, dar mayor independencia económica, y que se quede en las regiones lo que se genera en las regiones.
¿Puede haber mayor competencia entre las propias regiones, cree usted?
Sin ser experta en esa materia me parece que hay una tendencia en esa línea. Una fragmentación va asociada a una óptica de ciudades que compiten entre sí, en lugar de basarse en la complementación, la asociatividad que sí favorece. Parece que las ciudades tienden a ese divorcio pensando que la conversión de una provincia en región es una solución para sus problemas. Pasa algo similar con Valdivia y Osorno, Arica e Iquique y en nuestra region esta pasando con Concepción y Chillán. En lugar de trabajar en forma colaborativa apuestan por un divorcio, que es una alternativa que las convierte a ambas en más débiles.
Los que impulsan la creación de nuevas regiones sostiene que es un mecanismo de oposición al centralismo…
Existe una falsa idea de que es una buena solución para una provincia transformarla en región. Me parece que es al revés y se debería impulsar a las regiones actuales, otorgando mayor autonomía, y cada región debería tener su propia regulación. Al parecer el camino va por generar grandes unidades empoderadas, donde las ciudades pasan a ser unidades gravitantes del sistema.
¿Cree usted que las regiones que fueron creadas a partir de la división, como la de Valdivia, fue negativo para estas regiones?
No tengo antecedentes al respecto, pero claramente si cada ciudad va perdiendo protagonismo al convertirse o crearse una nueva región, claramente es una ciudad sin mirada en el tiempo. A la larga, no es sustentable. Me parece que tenemos que hacer un llamado a los técnicos para que hagan una mirada de país. Me parece que esa mirada debe venir desde las regiones, porque desde el nivel central van a seguir con su visión centralista.