Un templo luminoso, diseñado y construido utilizando en forma creativa un software para el modelado, y con vidrio creado especialmente para el proyecto, ganó el Premio a la Innovación en Arquitectura 2017 del Instituto Real de Arquitectura de Canadá (IRAC).
El templo Baha’i de América del Sur, diseñado por la firma Hariri Pontarini Arquitectos de Toronto, es una cúpula construida en los faldeos de la cordillera de los Andes, en la región Metropolitana de Santiago. Nueve hojas monumentales alrededor de un espacio abierto de culto que expresa la fe en la inclusión y con capacidad para 600 visitantes.
Terminado en 2016, la realización del proyecto demoró 14 años.
“El éxito de un proyecto de una ambición tan extraordinaria establece una tradición para futuros proyectos de la profesión”, declaró el jurado compuesto por tres miembros.
“La formación de un equipo internacional y local de proveedores, consultores y fabricantes demuestra hasta qué punto trabaja la profesión cada vez más en entornos complejos y globalizados que requieren el uso avanzado de software y herramientas informáticas de comunicación y de fabricación en constante evolución “, agregaron.
El Premio a la Innovación en Arquitectura del IRAC reconoce la innovación excepcional en arquitectura. Las áreas de innovación pueden incluir la investigación y el desarrollo, la utilización aplicada de nueva tecnología y la adaptación de una tecnología existente. La innovación también puede expresarse a través de un nuevo modo de realización del proyecto, de nuevos métodos de construcción, de procesos avanzados de diseño y de nuevos enfoques hacia los detalles y materiales.
El premio será entregado durante el Festival de Arquitectura IRAC /OAA, que tendrá lugar en Ottawa del 24 al 27 de mayo.
El templo Baha’i de América del Sur refleja innovación en materiales, tecnología y estructura. Por ejemplo, la búsqueda de materiales que capturan la luz dio lugar al desarrollo de dos materiales de revestimiento: un revestimiento interior de mármol translúcido de Portugal, y un revestimiento exterior hecho de paneles de vidrio fundido, creados para este proyecto en colaboración con Jeff Goodman, el artista canadiense especialista en vidrio.
Para lograr las complejas curvas del diseño, el taller buscó plataformas adaptadas de modelado para la fabricación y no se limitó a utilizar software de visualización de tres dimensiones generalmente utilizado por los arquitectos.
Emplazado en una zona de alto riesgo sísmico, el edificio fue diseñado para resistir terremotos y vientos extremos. La superestructura de las alas está formada por miles de elementos únicos de perfil delgado concebidos individualmente y por conexiones nodales. Cada una de las alas se apoya en anillos de hormigón y columnas sobre aisladores sísmicos de elastómero. En caso de terremoto, el edificio puede deslizarse para absorber el impacto.
Las piezas prefabricadas para la estructura y los revestimientos fueron producidos en varios países utilizando técnicas avanzadas de fabricación, para ser luego enviadas y ensambladas en el lugar. La superestructura de acero, por ejemplo, fue fabricada en Alemania, utilizando el corte con plasma CNC fresado y fresadoras CNC de 5 ejes.
“Estoy muy feliz de recibir este premio”, dijo el socio a cargo del proyecto, Siamak Hariri. “El proyecto consistió en crear un nuevo tipo de lugar sagrado, un lugar atractivo de culto, abierto y acogedor para las personas de todas las religiones o de ninguna fe en particular. La innovación estuvo en el centro del proyecto. El premio es un testimonio a la estrecha colaboración de cientos de personas. ”
El jurado estuvo compuesto por:
- Howard Sutcliffe, Socio Principal, Shim-Sutcliffe Architects, Toronto;
- Michael Green, Socio, Michael Green Architecture, Vancouver;
- J. David Bowick, Ing., Presidente, Blackwell Ingenieros Estructurales, Toronto.