Carta: Los males y los malls
Por Luis Eduardo Bresciani Prieto, Presidente Nacional Colegio de Arquitectos de Chile
En el último tiempo hemos leído varias cartas y columnas, en las cuales se aborda el tema del mall de Barón en Valparaíso, las que se suman a lo escrito sobre otros conflictivos malls como son los de Castro, San Antonio, Puerto Varas y Antofagasta, por nombrar algunos.
La mayoría de los argumentos de esas cartas solo se preocupan de las disposiciones normativas que eventualmente se estarían transgrediendo o bien cumpliendo en la propuesta del mall de Barón. Esta tendencia nuestra a centrar la discusión en los aspectos legales de los emprendimientos urbanos, aun cuando son importantes, oculta y desperfila el sentido último de un hábitat colectivo fundado en el bien común. Una reflexión ética sobre lo que debemos hacer siempre estará más allá de las justificaciones legales.
La segregación urbana, denunciada por la OCDE, ¿acaso no fue generada con apego a la ley? ¡Cuántos males urbanos que hoy padecemos tienen sustentación legal!
Autoridades municipales, como ocurrió en Castro, justifican políticamente sus autorizaciones a estos emprendimientos basadas en consultas o encuestas que estarían señalando que son miles de personas, como actores de una sociedad de consumo, las que avalan esta accesibilidad a nuevos servicios.
Es muy iluminadora la carta, sobre este tema, enviada al diario por Marta Cruz-Coke, donde señala: “Pero aun en una sociedad de consumo, los ciudadanos tienen otros intereses y otros horizontes donde reside lo esencial de su bien común. ¿Está cautelando el municipio de Valparaíso este corazón del bien común de los porteños, por ejemplo su amor por los horizontes abiertos de su ciudad?”.
El ex secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, sin ninguna preocupación por el “deber ser” y el patrimonio cultural de nuestras ciudades, califica estas argumentaciones de posturas románticas. Lamentable.