Señor Director:
Somos un grupo de arquitectos jóvenes interesados en mejorar la calidad de las obras públicas de nuestro país. En los últimos años hemos participado recurrentemente en concursos de arquitectura convocados para este fin, logrando materializar varios de ellos. Queremos expresar nuestra preocupación por los criterios que se están ocupando en la actualidad en el llamado a estos concursos, los que consideramos deficientes y que seguramente tendrán un impacto negativo en el futuro de nuestras ciudades.
En particular, y a modo de ejemplo, queremos llamar la atención sobre las condiciones planteadas en el llamado “Concurso de Anteproyectos, Construcción Museo Regional de la Memoria y DD.HH., Región del Bíobío”, el que fue entregado esta semana. Si bien se trata de un concurso muy interesante por su significancia cultural y por su emplazamiento urbano en la ciudad de Concepción, los términos de referencia entregados no permiten su ejecución con un estándar mínimo de calidad acorde al encargo, puesto que los honorarios definidos para su desarrollo no alcanzan a cubrir siquiera los costos de los proyectos exigidos, entre los que se incluyen mecánica de suelos, topografía, ingeniería estructural, paisajismo, proyectos de instalaciones y varios otros que el arquitecto a cargo debe incorporar y coordinar en su propuesta. La suma de costos de estos proyectos supera por sí sola el presupuesto de la consultoría, dejando al proyecto de arquitectura sin honorarios disponibles, siendo que es este el centro de la convocatoria y la especialidad que más tiempo, dedicación y recursos consume.
Adicionalmente, y a pesar de que es el arquitecto a cargo quien tiene que subcontratar todas las especialidades, se exige firmar contrato como personas naturales emitiendo boletas de honorarios, haciendo muy dificultosa y gravosa la gestión del proyecto.
Finalmente, no podemos dejar de insistir que nos preocupa especialmente que proyectos estatales emblemáticos y con buen presupuesto para su construcción no cuenten con los fondos mínimos para que se desarrollen apropiadamente. Este tipo de prácticas se pueden convertir en un abuso sistemático de nuestra profesión, yendo finalmente en directo perjuicio de la calidad de los proyectos que se pretende construyan los futuros espacios públicos de nuestras ciudades.
Loreto Lyon; Alejandro Beals; Cristóbal Fernández; Andrés Mas; Diego Aguiló; Rodrigo Pedraza; Cristóbal Tirado; Rodrigo Duque; Alberto Moletto; Paula Velasco; Matías Zegers.
Publicada en El Mercurio el domingo 13 de noviembre de 2016.