El comité de ética no debe ser punitivo, ni solo resolver casos de conflicto. Debe velar por que una profesión que se desarrolla en el ámbito público, con un gran impacto en la sociedad, se prestigie por su desarrollo con la participación adecuada de sus miembros colegiados.
Al respecto, tan solo uno de los puntos de crisis, desde la derogación de la Ley de Colegio Profesionales, que nos transformó en AG, se liberalizaron los honorarios a la libre oferta v/s demanda, cuando deberían estar regulados por el colegio profesional en la defensa de nuestro trabajo, el que debe ser valorado y reconocido de acuerdo al grado de responsabilidad que nos compete. Este es uno de los tantos temas en que el Comité debería proponer al Directorio una política de desarrollo de acuerdo a los intereses de sus colegiados.
Por otro lado, el Comité de Crisis ha transparentado la gestión de los últimos años y al comité le corresponderá corregir y sugerir en el futuro enmiendas o correcciones a los procesos administrativos, que son de conocimiento público y conflictúan la relación del Colegio Profesional con su medio.
En resumen, el comité de ética debe ser más propositivo y proactivo, y no solo resolver las causas disciplinares que se le encomienden.