Poner el acento en cómo mejorar la habitabilidad humana provoca el mayor aplauso para la curatoría de la XV Bienal de Arquitectura de Venecia, pronta a inaugurarse el 28 de mayo, a cargo del chileno Alejandro Aravena. La ampliación de los campos de acción de la arquitectura concita un gran interés, lo que se verá en contundentes y seductores proyectos.
La próxima Bienal de Arquitectura de Venecia -que se inaugura el 28 de mayo- se proyecta más innovadora y más jugada, en particular por enfrentar los diversos problemas sociales de hoy. El llamado de la curatoría “Reportando desde el frente” -a cargo del arquitecto chileno y flamante Premio Pritzker, Alejandro Aravena- buscará abrir un debate y presentar nuevos puntos de vista sobre cómo la arquitectura puede mejorar la calidad de vida de la gente común y de menores recursos. “Nos interesa ampliar el frente de la arquitectura a la economía y a la política. Tratar de entenderlos en su propio campo -ha dicho Aravena-. Y compartir con un público muy amplio los trabajos que escudriñan en nuevos ámbitos de acción y enfrentar problemas como la segregación, las desigualdades, la escasez de viviendas, la migración, el crimen, los desastres naturales, la informalidad, el tráfico, la polución, la participación de comunidades”.
“La institución de la Biennale tiene una larga y profunda historia en arte, cine, teatro, música”, señala su presidente, el italiano Paolo Baratta. Aunque la de arquitectura es aún muy joven, recién fue pensada a fines de los años 70. “Por lo mismo esta es una bienal revisionista -puntualiza el miembro del directorio del Colegio de Arquitectos Sebastián Gray-. Es hija de la gran Bienal de Arte que partió en 1895, mientras que la de Arquitectura nació en 1980, durante una época turbulenta y con una profunda crítica a lo moderno. En ese momento aparecieron los temas que, hasta hoy, son absolutamente revisionistas, desafiantes, que definen a esta bienal como la gran reunión de la vanguardia. Por eso, no me sorprende que Alejandro Aravena, como curador de ella, se haga cargo de la contingencia. La bienal es pura contingencia. Es lo que corresponde”. Y agrega: “Tendremos que ver ahora cómo será la curatoría en terreno, qué hizo Alejandro Aravena con sus propios recursos y sus invitados. Solo se sabrá bien cuando se inaugure”.
Calidad de vida
El arquitecto y presidente de la Agrupación de Oficinas de Arquitectos de Chile (AOA), Osvaldo Fuenzalida, tiene una mirada algo distinta. Resalta muy especialmente el aporte de Aravena. “Él puso en el tapete, por primera vez en la historia de esta bienal, un llamado a mejorar la calidad de vida, hecho que llega al 99 por ciento de la población, a los que no viven en un museo ni en una casa de ópera”.
“La bienal no solucionará los problemas -reconoce Fuenzalida-, pero levanta la voz. Eso es clave, porque la arquitectura no es solo una mirada del artista, sino que representa una visión humana que toca todas las necesidades del hombre”.
La presidenta del Colegio de Arquitectos, Pilar Urrejola, comparte la trascendencia del llamado del curador: “El instala como tema un problema social como es el habitar… Está bien que exista espíritu crítico, pero hay que poner en valor esta participación. Las bienales de arquitectura han visualizado la relevancia de la arquitectura a nivel de los habitantes y la de Venecia tiene un rol importantísimo, que incluye a la arquitectura en su amplitud. Se hablará de ciudad, de patrimonio, de arte, de cómo la arquitectura acoge o no la vida. Y en este aspecto es extraordinario que tengamos a Alejandro Aravena. Un Premio Pritzker que influye y que, junto a muchos arquitectos chilenos en el mundo, son talentos que aún no aprovechamos en el país, como se debiera”.
“La arquitectura es absolutamente transversal, interesa a todos -subraya la profesional-. Es un deber no ser indiferente a ella y ahora la Bienal de Venecia nos queda más cerca que antes. Hay que aprovecharla. Las bienales constituyen un enorme aporte a la cultura transversal, hay que entenderlas e incorporarlas”, concluye.
Escuela flotante, Campo di Marte…
La próxima Bienal contempla profundos y singulares proyectos que abordan diferentes propuestas de viviendas sociales, afrontan los temas de educación, los efectos de la guerra, las migraciones y desigualdades, en los diversos trabajos de los 88 profesionales invitados por Aravena a la exposición central, y en muchas de las 63 representaciones nacionales participantes, como Chile (ver recuadro).
La lista de invitados incluye también nombres famosos como Tadao Ando, la oficina de Peter Zumthor, el estudio de David Chipperfield, el grupo de Renzo Piano, la Fundación Norman Foster, entre otros.
La “Escuela flotante en Makoko” es uno de los proyectos que enfrenta varias cuestiones sociales a la vez. El arquitecto Kunlé Adeyemi proyectó una escuela de varios niveles en una de las zonas más pobladas de Lagos, en Nigeria. Se levanta sobre plataformas que flotan, “con el objetivo de ayudar a resolver problemas de escasez de tierras y aprovechar en forma eficiente las zonas propensas a las inundaciones”, precisa.
La escuela tiene 100 metros cuadrados y 10 metros de alto, en los que cerca de 300 barriles de plástico la vuelven flotante. Fue construida con madera local y se contempló el uso de paneles solares para la electricidad. El profesional nigeriano declaró que si “ese modelo tiene éxito, con costos mucho más bajos que la construcción en tierra, las estructuras multiplicadas podrían proporcionar viviendas para más de 100 mil personas en esa zona”.
Portugal presentará otra propuesta contundente y seductora sobre calidad de vida: “El barrio donde Alvaro Siza se reúne con Aldo Rossi”. Los arquitectos Nun Grande y Roberto Cremascoli explicaron “que se instalará en la isla Giudecca de Venecia, donde está el proyecto de vivienda Social de Siza, de 1985, ‘Campo di marte’, que integra un trabajo más amplio que incluyó diseños de Rossi”. La muestra se centrará en la obra del portugués en vivienda social e incorporará sus intervenciones en Berlín y La Haya. Alvaro Siza fue influenciado fuertemente por Aldo Rossi, en particular por su ensayo “La arquitectura de la ciudad”. Se exhibirán fotografías y videos, y se invitará al público a interactuar en el barrio di Marte.
Gran Bretaña lleva sus “Home economics”; Grecia tocará los “Desafíos de la arquitectura en sitios de crisis”, y Holanda expondrá “Arquitectura en misiones de paz”, entre muchos otros.
Por su parte, invitados por Alejandro Aravena, participan los arquitectos austríacos Bernhard y Stefan Marte. Lo harán con un espectacular puente sobre la quebrada de Schanerloch, que integra una carretera que va de Dornbirn hasta la aldea de Ebnit, en un recorrido por túneles de roca natural y puentes de piedra. El puente de los hermanos Marte inspirado en el arco de piedra, “lleva la geometría del arco al límite, gracias a la tecnología, y la escultura de hormigón parece serpentear por la montaña en un dramático emplazamiento”, describen.
Auschwitz, arquitectura como prueba legal
El rol de la arquitectura más allá de su campo -en este caso como prueba legal de la existencia del Holocausto judío- se desplegará en una muestra que integra la curatoría propia de Aravena. Esa exposición, “La pieza de la evidencia”, mostrará réplicas a escala real de piezas arquitectónicas que “ratificaron” en un momento la existencia de Auschwitz, como una columna que transportaba el gas o la portilla hermética.
Ello se remonta a un juicio, en el año 2000, del británico David Irving, conocido negador del Holocausto, quien demandó a un historiador y a su editorial estadounidense por difamación. Irving argumentaba que el Holocausto no habría existido. Pero Robert Jan van Pelt -experto en Auschwitz, de la Universidad de Waterloo, en Canadá- sirvió como testigo y sus pruebas arquitectónicas fueron claves y se transformaron en una de las fuentes para el origen de una nueva disciplina: el análisis forense arquitectónico. Una disciplina que cruza la arquitectura, la tecnología, la historia y los derechos humanos.
En tanto, uno de los tres “Proyectos especiales” de la bienal abordará un tema más amable pero que vive momentos de serio peligro: el patrimonio mundial. Lo harán en conjunto con el Victoria&Albert Museum, de Londres. El objetivo de este trabajo es “explorar la preservación de sitios del patrimonio global y cómo producir copias, con el fin de preservar los artefactos culturales originales. Los recientes ataques de la guerra en Siria, la inclemencia climática y el aumento del turismo ponen en riesgo de destrucción y pérdida esos sitios y objetos arqueológicos”, señala el curador de diseño del museo, Brendan Cormier.
El avance de la tecnología y los nuevos parámetros para la fabricación de copias tienen a ese museo inmerso en el tema, algunos de cuyos trabajos se exhibirán. A la vez, se reflexionará sobre la relación entre la copia y el original en una sociedad que privilegia la autenticidad. Y se verán temas como lo que distingue una mala copia de una buena, entre otros.
En el ámbito de la historia y el tráfico marítimo estará el proyecto de Turquía: abordará los orígenes históricos compartidos y cruces de dos antiguos puertos: Estambul y Venecia, “Puertos gemelos del Mediterráneo”. La muesra buscará enfrentarlos y llevarán -virtualmente- el muelle de Estambul a la primaveral Venecia de la Bienal de Arquitectura.
Por Cecilia Valdés Urrutia