El 31 de octubre de 2017 se cumplen cinco siglos desde que Martín Lutero clavó sus tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg (Alemania), iniciando un proceso reformador del cristianismo que ha marcado la historia de Occidente.
Durante los últimos años venimos asistiendo a un progresivo redescubrimiento del impacto que tuvo la Reforma en la construcción de la modernidad. Sin embargo, el estudio de su influencia en la arquitectura religiosa del siglo XX apenas ha sido abordado, aunque su influjo -ya sea por oposición o por aproximación, tanto en los edificios realizados para el culto reformado como en la arquitectura católica- haya sido enorme.
Es difícil explicar la escasa producción teórica acerca de la arquitectura protestante a lo largo de estos quinientos años de historia. Acaso la clave se encuentre en la esencia misma del protestantismo, que resituó al hombre como el único lugar en el que Dios habita.
En efecto, enfatizando el libre albedrío, según el cual el ser humano puede decidir libremente sus propias creencias respecto a la realidad de Dios, los reformadores volvieron su mirada al Jesús que enseña que Dios no vive en ningún templo, sino entre las personas que se congregan en su nombre. Los edificios, por tanto, serían solo lugares para la reunión circunstancial de los creyentes.
Durante el último siglo, importantes arquitectos trabajaron para las Iglesias reformadas, sobre todo en Centroeuropa y EEUU. Resulta imposible subestimar la obra de Otto Bartning, de Olaf Andreas Gulbransson y, en general, los hitos de la arquitectura protestante alemana de entreguerras. Las lecciones de Erik Bryggman, Alvar Aalto o Sigurd Lewerentz -entre muchos otros- siguen vigentes. Pero ¿cómo deberíamos leer, por ejemplo, las iglesias unitarias, metodistas o pentecostales de Frank Lloyd Wright, Eero Saarinen o Philip Johnson? ¿Cómo han influido las aproximaciones ecuménicas realizadas desde finales del siglo XIX?
En la actualidad, el foco de la Reforma se ha desplazado a otras partes del mundo, en especial, a Latinoamérica y el Extremo Oriente. Es necesario plantear una visión conjunta de la influencia global de la arquitectura reformada y de las transferencias espaciales entre las distintas confesiones cristianas. Además, ¿cómo abordar el desafío de los templos interconfesionales? ¿De qué manera se está reinventando hoy la arquitectura cristiana frente a las transformaciones culturales y tecnológicas en curso?
El V Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea que se celebrará en Santiago de Chile entre el 23 y 27 de agosto de 2017, será, sin duda, un buen momento para intercambiar puntos de vista sobre estas cuestiones.
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