Comunicamos el sensible fallecimiento del Arquitecto León Rodríguez Valdés, Miembro de Honor de la Institución, que se desempeñó como Director Nacional y Vicepresidente del Colegio de Arquitectos de Chile.
Sus funerales se realizaron el martes 3 de noviembre de 2015 en el Cementerio General, después de una misa en la Parroquia de la Anunciación (Av. Pedro de Valdivia 1850, Providencia).
León Rodríguez nació el 31 diciembre de 1929, hizo sus estudios escolares en The Grange School y de arquitectura entre los años 1947-1953. Fue profesor de Taller en la Pontificia Universidad Católica durante los años 60 y entre 1972 y 1989 trabajó en la Sociedad de Establecimientos Educacionales, luego en la Ilustre Municipalidad de Providencia y la Universidad Finis Terrae.
Entre sus obras destaca el Monasterio Benedictino en Santiago (1953), proyecto que ganó con al Arq. Jaime Bellalta.
Junto a los arquitectos Juan Benavides y Rodrigo Márquez de la Plata publicó el libro “Arquitectura del Altiplano, caseríos y villorrios ariqueños”, y con Mario Pérez de Arce Lavin editó “La permanencia de la Arquitectura moderna en Chile”.
“Don León fue un docente de gran carisma que hacía pensar con la croquera y con palabras en lápiz y papel. Una gran persona, profesor y arquitecto. Su sencillez y sabiduría marco profundamente a varios que tuvimos la suerte de ser sus alumnos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Finis Terrae, y luego ayudante de Taller en mi caso. La austeridad sofisticada de sus escritos, su profundo compromiso espiritual con la arquitectura, su tono sabio y pausado en sus clases, serán virtudes y valores que recordaremos por siempre e intentaremos transmitir como profesores. Adiós Maestro, a usted toda mi admiración y eterna gratitud”, señaló Diego García de la Huerta, ex alumno y docente de la Finis Terrae.
“Era un hombre fuera de serie, íntegro y profundamente cristiano. Tuvo 3 hijos y tres hijas. Era muy querido, lo que se reflejó en su concurrido funeral”, agrega el arquitecto Martín Correa, hermano Benedictino.
León Rodríguez hizo tantas cosas que es imposible imaginar en que momento se preocupaba de su intimidad. Dejando en herencia una familia ejemplar con cuatro generaciones vivas. Yo siempre me sentí pequeño a su lado.
Fuí alumno de el por el 65. Me sentía como un aprendiz de un gran artesano de la ARQUITECTURA, si así, con mayúscula. ¡¡Descansa en Dios maestro!!
Querido León, mi tíopapá, fuiste lo mejorr que tuve después de tus padres. Entre broma y broma decías grandes verdades. Siempre me sentí una mas de tus siete hijos. Sé que también me estas cuidando. Tienes buenos pitutos allá donde por fin descansas. Te querremos para siempre. Tu sobrina-favorita, Francisca