La Muestra Internacional de la XX Bienal “Diálogos Impostergables”

La Muestra Internacional reúne la mayor parte de las propuestas exhibidas en la Bienal de Arquitectura y Urbanismo 2017. Entrando al hall de acceso del edificio Difusión del PCdV (Parque Cultural de Valparaíso), la Sala de Visión Curatorial de la Bienal, despliega una serie de videos y escritos que nos permiten conectar con las siete líneas que conforman los Diálogos Impostergables, cada una designada con un color distinto:la Identidad (azul), lo Común (rojo), la Vulnerabilidad (verde), la Integración (amarillo), la Participación (naranjo), los Recursos (cian) y el Futuro (magenta).

Al lado derecho de la sala encontramos ocho pantallas, cada una con una breve exposición de cada una de las líneas que se trabajaron en el encuentro. La visión general es entregada por Felipe Vera, curador general y director ejecutivo de la Bienal. Le siguen Rodrigo Tisi, director creativo y curador de proyectos especiales; Pola Mora, curadora del área Profesionales; Jeanette Sordi y José Mayoral, curadores del área Academia; Miguel Cancino y Claudio Magrini, curadores del área de Activismo; y Pablo Navarrete, del área Sector Público.

 

Proyectos finalistas y ganadores de la Muestra Internacional

Enfrentados a estas pantallas encontramos los 16 proyectos finalistas de la Muestra Internacional, la que consiste en 132 proyectos seleccionados a partir de una convocatoria abierta que reúne algunas de las más interesantes propuestas arquitectónicas a nivel nacional e internacional, emergentes y consolidadas. En esta instancia se entregaron cuatro premios el 26 de octubre, día de la Apertura de la Bienal: uno para el área Academia, uno para el área Sector Público, otro para el área Activismo y, finalmente, el Premio MASISA del área Profesionales (revisa todos los proyectos ganadores de la Muestra Internacional)

 

Subiendo la escalera de la Sala de Visión Curatorial podremos ver la muestra Archivo Provisional, una investigación dirigida por Fernando Portal junto a Fernando Carvajal, Pedro Correa y Rayna Razmilic. Se trata de un archivo que consolida los 40 años de existencia de la Bienal en un solo cuerpo visual, el que “pretende no sólo formalizar un registro en proceso de la bienal como institución, sino también situar la versión actual en un proceso histórico del cual ésta es solo su última manifestación (…) [Se trata de] un comentario sobre la bienal en curso y a la vez, [de] un mecanismo para revelar como cada versión es un comentario sobre 40 años de la historia múltiple y compleja de esta institución”.

 

Muestra Internacional

Cruzando el Archivo llegamos al backstage del auditorio del PCdV, lugar que por primera vez se abre al público general, lo que da la oportunidad de conocer y experimentar lo que es estar por detrás o por arriba de un escenario. Es en este lugar donde se encuentra el resto de la Muestra Internacional de la Bienal, la que expone 116 proyectos.

Los siete colores de las líneas curatoriales tiñen el recorrido de la muestra. Entrando por la izquierda, nos encontramos la zona naranja, con proyectos vinculados a la Participación desde distintas perspectivas. Proponiendo un cruce con la educación está Academia No Simulada: La realidad como territorio de aprendizaje de la agrupación de arquitectos ecuatorianos Al Borde, proyecto que propone un entrenamiento inmersivo en la realidad local, apuesta que se funda en que “la realidad no se simula y debe ser enfrentada (…) [entendiendo] la academia como una plataforma que permita el desarrollo de los múltiples perfiles del arquitecto” como diseñador, investigador, relacionador público, constructor y gestor.

Entendiendo la participación como mecanismo de creación de comunidad encontramos P|A|N — Proyecto Amasandería Nacional de la arquitecta Catalina Pollak, “una panadería móvil que invita al público a amasar y hornear pan en el espacio público, (…) [explorando] cómo la agencia del juego puede fomentar la participación y convertirse en vehículo de integración social”. La panadería móvil recorrió durante diez días las calles del Barrio Yungay en Santiago, invitando a la comunidad “a participar de la acción colectiva de producir pan (…) [transformando] los espacios públicos intervenidos en espacios de inclusión e intercambio”.

 

Un final menos feliz podremos encontrar en el caso presentado por el arquitecto Cristóbal Tirado en Parque Museo Humano San Borja ¿Participación ciudadana o activismo vecinal? Las múltiples causas que impidieron la construcción del parque-museo en el sector del barrio San Borja—que incluiría un gran conjunto de obras del escultor Mario Irarrázabal—llevan al autor a lamentar que “la posibilidad de renovación e inyección urbana se desvanecen por la falta de respeto a los procesos democráticos, el temor a asumir costos por parte de la autoridad y egoístas intereses vecinales” contribuyan al deterioro sistemático del barrio y al futuro incierto del proyecto.

En el área de lo Común, de luz roja, podremos conocer el trabajo de organizaciones como la Fundación Mi Parque en Chile y el Taller de Diseño EDU, formado al alero de la Empresa de Desarrollo Urbano de Medellín, Colombia. Ambas organizaciones, una como fundación y otra desde una empresa pública, han logrado generar metodologías de participación que facilitan el encuentro entre el sector público, las empresas y la sociedad civil para lograr resultados arquitectónicos y urbanísticos de alta calidad, recuperando espacios públicos.

 

 

En la zona amarilla dedicada a la Integración encontramos una detallada investigación dirigida por Alejandra Celedón—Estado de excepción—, que describe la “reubicación de cientos de personas de sus hogares y barrios a la periferia de la ciudad de Santiago a lo largo de los años ochenta”. La investigación pone de relieve una especie de medalla-llavero que el gobierno de la dictadura entregaba a los habitantes desplazados, ilustrándose plenamente en este objeto la pérdida de la idea de la vivienda social como derecho y su transformación en un objeto de consumo, con la consiguiente “segregación y atomización del territorio” en la ciudad de Santiago: una “ciudad herida”, como dijo Alfredo Jaar en su conversación durante la apertura de la Bienal…

 

Revisa el resto del recorrido a través de la publicación de Domingo Martínez en Plataforma Arquitectura (ver)