Cartas ElMercurio
Viernes 03 de Febrero de 2012
Ley de Calidad de la Construcción
El Gobierno envió al Congreso un proyecto de ley que norma, entre otros aspectos, las responsabilidades de los mandantes y los profesionales que intervienen en las obras construidas.
Después de la experiencia tenida a raíz del sismo y maremoto del 27-F del 2010, valoramos la iniciativa destinada a legislar sobre estos temas enfocados a velar por la vida y el patrimonio de las personas. También creemos que debemos ser muy cuidadosos al definir, con claridad, el ámbito adecuado y justo de las responsabilidades involucradas en el ejercicio profesional y sus consecuencias. Todo ello, sin caer en nuestra mala práctica de deslindar permanentemente las responsabilidades, cuestión que angustia e irrita a las personas afectadas por la eventual mala calidad de las obras.
En la discusión parlamentaria esperamos ser recibidos por la comisión respectiva de la Cámara de Diputados, lugar de ingreso del proyecto de ley, para presentar nuestras observaciones y puntos de vista.
Luis Eduardo Bresciani Prieto
Presidente Nacional Colegio de Arquitectos de Chile
Encuentro el colmo,que a los arquitectos,nos busquen responsabilidades ya que; en algunos casos los
Inmobiliaruios y constructores nos pasan a llevar en la toma de desiciones y de Especificaciones,basicamente por un tema Economico.
A nuestro gremio,se le paga mal,y asu vez nos quieren perjudicar pagando con nuestro patrimonuo errores de otros.
Cada profesional o empresario involucrado en la construcción debería responder hasta el límite de su ganancia en la materialización del proyecto. Si un arquitecto no recibe todos sus honorarios por cualquier razón, son los honorarios recibidos el monto justo de su responsabilidad, y un empresario que gana 2 o 3 mil millones en cada proyecto, ese deberia ser el límite de su responsabilidad. Basta con una buena auditoria para llegar a esas cifras. Esa es justicia, pues algunos profesionales reciben solo una parte de los honorarios que les corresponde recibir, pues debemos aceptar algo en vez de nada, y rebajamos el valor de nuestro trabajo, en el ejercicio de cada rol en el proyecto, para poder ser considerados en ellos. Así hay personas que ganan miles de millones, y otras que ganan 1 o 2 millones, con todo el esfuerzo y personal de apoyo que esta actividad requiere, no podemos responder con cantidades fuera de nuestro alcance, o bien que nos cuesta toda la vida ganar.
Adhiero a lo planteado por el colega Paniagua, me parece una buena forma de definir alcances económicos de las responsabilidades, ante el entorno que rodea nuestra gestión.
No obstante, tengo la impresión que somos nosotros mismos bastante responsables que éste sea el panorama actual, al habernos convertido progresivamente en limpiapies de los inversionistas al aceptar mansamente sus imposiciones económicas hacia nuestra labor, perdiendo paulatina pero decididamente de esta manera la dignidad profesional al ceder a la presión sobre nuestro costo, con tal de ganar el efímero honor de figurar en la viñeta de los planos.
¿Alguien se imagina que el cemento ó el fierro iban a bajar sus precios de conveniencia al valor del presupuesto requerido por algún inversionista para sus expectativas de utilidad inmobiliaria, al punto que ellos definieran precios a pagar menor que los intereses del productor del material? Nosotros somos productores del insumo arquitectónico y no tenemos la dignidad de defender el valor de nuestros honorarios, cuando el inversionista no podria aprobar su proyecto sin nuestra participación.
Claro, significa arriesgarse a perder clientes y pegas “pirulas” en lugar de agachar la bisagra para aceptar lo que nos quieran dar; requiere valor y disposición a quedar transitoriamente sin ingresos …
No nos quejemos de lo poco que los clientes pagan, cuando suele ser lo que aceptamos cobrar por comodidad ó por falta de valor.
También contribuyen a esta situación la falta de solidaridad y cohesión gremial, los lobbies en la cúspide socioeconómica, la nula formación ética de la nuevas “escuelas” de arquitectura y muy especialmente, la falta de control de los colegios profesionales sobre sus pares.
Quizás si una forma de recuperar algo de estas facultades, pudiera ser revisar algo del sistema de seguros colectivos para el ejercicio profesional que creo aplica (o facilita) el Colegio de Arquitectos de España, ante la eventual cobranza de responsabilidades en los proyectos y obras, definidos en la respectiva legislación peninsular. Sugiero a nuestra directiva nacional tratar de revisar información sobre este tema.
Hasta donde alguna vez pude saber y me parece recordar, las responsabilidades legales ante posibles fallas de las obras recaen fatal y fundamentalmente en los arquitectos y sus posibles efectos pueden liquidar a un profesional en caso de errores graves, pero se ha desarrollado una oferta de securitización de la labor profesional, muy cara para ser abordada aislada e individualmente, existiendo la alternativa de acogerse al seguro colectivo pactado por el Colegio, para sus asociados y cuyas primas en este contexto resultan infimas frente al mismo seguro individual…. Esta situación de alguna forma ha fortalecido tanto al Colegio como a la cohesión y control de los colegas peninsulares.
Quizás si este asunto -visto así- pudiera ser una oportunidad, antes que un mero problema, amigos Directores.
Me parece muy bien que se legisle acerca de las responsabilidades de los profesionales de la construcción y espero que el Colegio sea parte de la discusión en el parlamento.
Es necesario que los arquitectos asumamos la real magnitud y responsabilidad de nuestro trabajo, sólo así la sociedad podrá respetarnos. Los proyectos deben ser concebidos y controlados por nosotros, no como en la práctica actual se deja a voluntad de las inmobiliarias y a la “interpretación” de los constructores. Soy arquitecto y a la vez construyo y me ha tocado en numerosas oportunidades edificar proyectos que no son de mi autoría con notables deficiencias, ver EE.TT. que dicen ” a definir por la ITO” o “se definirá en terreno”, partidas que si pueden y deben ser controladas desde el diseño.
Estimados colegas, seamos responsables y consecuentes. Aprendamos que nuestro trabajo es en servicio de los demás y que es un aporte en la calidad de vida de las personas.