Por Pablo Fábrega Zelada**
La grandeza de una persona puede ser medida por la generosidad de sus acciones y de sus palabras. Gian Piero Cherubini Zanatel fue despedido por numerosos amigos y familiares como testimonio de lo generoso de su alma.
Su generosidad se basó en un profundo e incluso obsesivo interés por estudiar y divulgar el valor de la Arquitectura Patrimonial y el Paisaje. De ello dan cuenta sus dos libros publicados con gran éxito: «Ocupación, Arquitectura y Paisaje, Región de Los Lagos: 15.000 años de Historia» (2009, Editorial Universitaria) escrito en conjunto con su amigo y colega Lorenzo Berg Costa; y «La escuela de carpinteros alemanes de Puerto Montt» (2016, Editorial Universitaria), así como su trabajo académico y numerosas otras publicaciones y conferencias, muchas de las cuales realizaba sin que hubiera ninguna retribución económica.
La monumentalidad y la prolijidad de su indagación bibliográfica, el sistemático trabajo en terreno y la creación de nuevas hipótesis y teorías basadas en sus reflexiones, hacen de esos libros referencias imprescindibles para quien quiera analizar este territorio de manera independiente de la avasalladora visión centralista con que actúan la mayoría de los académicos en nuestro país.
Su historia familiar y contexto explican mucho de ese aporte. Gian Piero era Vice Cónsul de Italia y para él esa era una característica indisoluble de su personalidad, de hecho, aun cuando se tituló de arquitecto por la Universidad Católica en 1986, fue fundamental para su proyección el que estudiara la misma carrera en la Universidad de Génova titulándose en 1991 y obteniendo su especialidad en Arquitectura del Paisaje en la misma universidad en 1994.
Aunque se identificaba absolutamente con Puerto Montt, Gian Piero nació en Chillán en 1962 curiosamente un 12 de febrero, fecha de aniversario de nuestra ciudad. Su abuelo Giuseppe Cherubini emigró solo a Chile en 1949 después de combatir como ‘partisano’ contra Mussolini. En Santiago encontró trabajo con un empresario alemán, Joaquín Hanning Kühlquien iba construyendo grandes silos para la Empresa de Comercio Agrícola (ECA). De a poco fue trayendo a su familia desde Italia, su esposa Faustina y sus cuatro hijos, entre ellos el papá de Gian Piero: Pietro Cherubini Charolini (1934-2001) quien aprendió el oficio y construyó los silos de Puerto Montt, pero viviendo en Ancud donde administraba los negocios del empresario alemán.
Su mamá fue Erina Zanatel Longo (1938-2009) y tuvo 4 hermanos: Italo (QEPD), Sandro, Bruno y Ángelo. Hasta los 15 años Gian Piero vivió en Ancud y en 1977 llegó como interno al colegio San Javier en Puerto Montt. En 1978 su familia se radicó en nuestra ciudad, cuando su papá se independizó de su abuelo con una empresa constructora propia: ‘Cherubini e Hijos Limitada’, la que tuvo existencia hasta el año 2003 y en la que participaba Gian Piero. Consecuente con sus raíces, esa firma trabajó muy vinculada con la Iglesia Católica, siendo la actual capilla de Metri un regalo a la comunidad de esa empresa.
Gian Piero Cherubini fue uno de los investigadores regionales que más sabía sobre el patrimonio arquitectónico y no solo el ‘antiguo’, sino que el contemporáneo. Sin embargo, no se conformaba solo con conocer y divulgar sino que, como buen ciudadano, participó en numerosas campañas para preservarlo y ponerlo en valor. Ejemplos de su ejercicio permanente de ‘pensar la ciudad’ a lo largo de los años fueron sus iniciativas sobre la Casa Ebel, el traslado del ex Banco Llanquihue, la iniciativa de declarar como Monumento Nacional los ex silos de la ECA, la Casa Pauly, la Catedral de Puerto Montt, la Zona Típica de Frutillar, etc.
En lo más íntimo, Gian Piero gozaba de un humor peculiar y espontáneo, también generoso como sus conocimientos. Profundamente católico y tradicional, en los días de la explosión social sufrió mucho en particular por el daño a la Catedral. Se casó en 2004 con María Isabel Stange Muñoz, arquitecto de la Universidad del Bío-Bío con quien tuvo a su hijo Bartolomé. Desde 2003 se dedicó al libre ejercicio de su profesión, fue uno de los directores nacionales del Colegio de Arquitectos de Chile A.G. en el período 2002-2004 y desde 1998 al 2002 fue Presidente de la Delegación Zonal Llanquihue.
Como su abuelo, Gian Piero tenía un carácter aventurero e inquieto como sus antepasados, viajaba mucho, pero siempre estaba ansioso por volver a su tierra Puerto Montt, tanto que una vez no quiso irse de la ciudad ya que consideraba que él era parte del ‘paisaje’ de ella, como contó Isabel Stange.
Uno de los grandes aportes de la investigación de Gian Piero fue que hubo una profunda influencia alemana desde Puerto Montt en la forma de construcción típica chilota: la tejuela y el estilo arquitectónico germano, así como sus herramientas se fusionaron aquí con los saberes de los carpinteros chilotes que aportaron su manejo por siglos de la materialidad del alerce y otras maderas nativas. Ese estilo de construcción se extendió por toda la amplia zona de influencia de la cultura chilota y perduró hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX.
Desde un punto de vista más teórico, él afirmó en un paper de 2016 que «…la arquitectura patrimonial es un tipo de arquitectura, lo patrimonial es una cualidad de la arquitectura, es un accidente del ser arquitectura, que lo califica dentro de un rango de mayor o menor valor patrimonial. Lo patrimonial es una cualidad que se actualiza a medida que pasa el tiempo. Es decir que mientras más distancia hay entre el momento actual y el del origen de la obra, más aumenta la calidad testimonial de la arquitectura patrimonial. Esto nos lleva a definir que el ser de la arquitectura patrimonial es también el ser de la arquitectura, cuyas características permanecen en el tiempo, como un testimonio».
Gian Piero Cherubini Zanatel (1962-2019), así como lo fue Alberto Oettinger Stegmaier (1891-1970), es otro de los grandes arquitectos que han destacado por su trabajo y aporte a la región. Lamentamos mucho su temprana partida y con justicia será el primero que recibirá un reconocimiento de sus pares locales en la próxima celebración del Día del Arquitecto, premio que en el futuro llevará su nombre.