Artículo: Síndrome del Edificio Enfermo. Revista SustentaBit Marzo 2012 – Comité Tecnología

 

Síndrome del Edificio Enfermo

La modernidad y el uso y abuso de materiales sintéticos, sumado a la escasa consideración del entorno al momento de definir la ubicación de los edificios, acarrean problemas de salud para quienes viven o trabajan en ellos. Según la Organización Mundial de la Salud, el Síndrome del Edificio Enfermo afecta al 70% de las construcciones chilenas.

30 años han pasado desde que la Organización Mundial de la Salud definió el Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) como “el conjunto de síntomas que presentan algunas personas al habitar o trabajar en un edificio”, debido al aire contaminado, la mala ventilación, descompensación de temperaturas y otros factores de origen químico. Seis años antes, en 1976, un brote de una bacteria altamente contagiosa en un hotel de Philadelphia había provocado la muerte de decenas de personas, asistentes a la Convención Anual de la Legión Americana. De ahí que se bautizara a la bacteria como Legionelosis. Ésta estaba presente en el circuito de agua y había sido arrojada al ambiente a través del sistema de refrigeración. Es el primer antecedente de enfermedades causadas por el SEE.

Hoy, la OMS calcula que en Chile un 70% de los edificios está enfermo (80% de estos en Santiago), es decir, presenta deficiencias graves que causan enfermedades o síntomas en sus habitantes o trabajadores. Acá se considera la cantidad de habitantes por metro cuadrado, las condiciones de iluminación, de ventilación, la humedad y el ruido.

En el Colegio de Arquitectos, en sus mesas de trabajo están poniendo atención al fenómeno, dice el profesor Juan Luis Ramírez, PhD, presidente del Comité Tecnológico, quien cree que los inversionistas no están dispuestos a invertir en edificaciones inteligentes y sólo costean la cáscara y espacios amplios para rentabilizar mejor los recintos. Añade que los edificios “no están concebidos con las ventilaciones adecuadas, asoleamientos, iluminación, acústica, conservación térmica, ni materialidad correcta ante la humedad”. Dice que incluso muchas veces no existen vías de escape seguro, ni zonas de seguridad ante un desastre, lo que en definitiva atenta contra la productividad y el desempeño de sus trabajadores. Por lo mismo, aparecen las patologías y enfermedades crónicas en los usuarios, acelerando el estrés laboral, bajando el rendimiento y generando ausentismo.

Ver artículo completo Rev SustentaBit