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Nueve universidades reimaginan el conjunto San Borja en la XXIII Bienal de Arquitectura de Chile

 

Workshop académico_ XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile

DOBLE EXPOSICIÓN: (re)programar · (re)adaptar · (re)construir

 

En el marco de la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile, el workshop académico San Borja (re)imaginado convocó a nueve universidades nacionales e internacionales a reflexionar sobre la vigencia del proyecto moderno y las posibilidades de intervenir lo existente desde la academia. El ejercicio se propuso como una extensión del discurso curatorial de la Bienal, que entiende la arquitectura no como producción de lo nuevo, sino como práctica capaz de reactivar lo que ya está construido.

El conjunto San Borja —símbolo de la modernización urbana y de las utopías colectivas del siglo XX— se convirtió en materia de observación, experimentación y proyecto. A través de un proceso intensivo, los equipos desarrollaron lecturas críticas sobre sus pasajes, plazas, plataformas y vacíos urbanos, proponiendo formas contemporáneas de rehabitar lo moderno.

 

Un laboratorio sobre la modernidad habitada


El workshop fue concebido como un laboratorio para repensar la modernidad habitada. Sus bases fueron elaboradas por el equipo curatorial de la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile —Anagramma Arquitectes (Ángela Carvajal y Sebastián López) junto a Óscar Aceves—, mientras que la coordinación general estuvo a cargo de Sebastián Valois Hermosilla, con la colaboración activa de estudiantes de diversas universidades del país.

Las instancias de revisión y discusión contaron con la participación de los invitados Carles Enrich (España) y UMWELT (Chile), quienes compartieron su experiencia en torno al trabajo con las preexistencias, el paisaje construido y la activación del territorio desde la arquitectura contemporánea.

El proceso se desarrolló gracias al apoyo de las instituciones organizadoras —el Colegio de Arquitectos de Chile y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP)—, junto con la colaboración del Ministerio de Vivienda y Urbanismo a través de su programa Quiero Mi Barrio, la comunidad y juntas de vecinos del Barrio San Borja, y los patrocinadores Kolff y Baldosas Córdova.

 

Nueve miradas sobre un barrio en transformación


Participaron las siguientes universidades: Universidad Diego Portales (UDP), Universidad Andrés Bello (UNAB), Universidad de Valparaíso (UV), Universidad de Chile (FAU), Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM), Universidad de Santiago de Chile (USACH) y dos grupos de la Universidad Casa Grande de Ecuador (UCG).

Cada grupo abordó el conjunto desde un enfoque particular, reconociendo la obsolescencia moderna como oportunidad y no como pérdida. El workshop se consolidó así como un espacio de intercambio entre observación, proyecto y comunidad, abriendo nuevas metodologías de trabajo sobre lo existente y expandiendo la conversación sobre el rol de la arquitectura en contextos de transformación.

 

Proyectos ganadores


El jurado estuvo integrado por Pamela Cortez y Cristóbal Tirado (ámbito académico); Antonio Fritis, María Paulina Manríquez, María José Robles, Víctor Seguel y Sandra Valenzuela (MINVU); Cristian Nilo, Ayxa Correa y Alba Guerrero (Juntas de Vecinos del Barrio San Borja); Fernando Miranda (Colegio de Arquitectos de Chile); y Ángela Carvajal (co-curadora de la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile).

El comité distinguió seis proyectos que, desde distintas estrategias, reactivan el potencial del conjunto San Borja como materia viva de la arquitectura contemporánea:

 

1° Lugar — “Testimonio del Agua: Valorización de las redes contenidas en San Borja” (UDP)

Equipo: Clemente Bustamante, Hengerly Ferrer, Cristóbal Mallea, Noelia Obando, Macarena Fontanez, Antonia Valarde. Docentes guías: Carolina del Campo y Matías Gómez.

El proyecto reconoce el agua como huella material e inmaterial del conjunto, visibilizando sus redes ocultas como patrimonio y estructura social. Propone un sistema elevado de cañerías que conecta hitos comunitarios —la pérgola, la multicancha y el memorial a Daniel Zamudio—, revelando las capas históricas y emocionales del parque.
A través de la captación de aguas lluvias en las azoteas y su redistribución hacia el espacio público, la propuesta convierte la infraestructura en un dispositivo simbólico y ecológico que rearticula la vida colectiva del barrio.

 

2° Lugar — “Circuito de Bases Activas: Inyección de programa comunitario en las torres 3, 4, 5 y 6 de la Remodelación San Borja” (UNAB)

Equipo: Millaray Bascur, Antonia Ormeño, Gabriel Figueroa, Valentina Barrientos, Matías Espinoza. Docente guía: León Duval.

La intervención reinterpreta los accesos obsoletos de las torres como oportunidad de activación social. A través de un sistema de “plug-ins” insertos en el segundo nivel, los espacios en desuso se transforman en nuevos equipamientos —centro deportivo, cowork, salas multiuso—, articulando una red de actividades que devuelve dinamismo y convivencia al conjunto.
El contraste entre el hormigón visto original y una nueva piel de vidrio subraya la coexistencia entre la modernidad heredada y su actualización contemporánea.

 

 

3° Lugar — “La común-unidad vertical: resignificando vínculos entre vecindad y trama urbana en barrio San Borja” (UV)

Equipo: Valeria Fredes, Antonio Garay, Nayelin Gómez, Diego Guerrero, Génesis Jara, Vicente Rojas. Docentes guías: Mauricio Ortiz y Diego Ramírez.

El proyecto busca restituir los vínculos entre las torres y el barrio mediante operaciones que reactivan sus azoteas, pasarelas y espacios intermedios como lugares de encuentro y cooperación.
Desde la reprogramación de la Torre 22 como equipamiento público hasta la creación de nuevos recorridos a nivel peatonal, la propuesta imagina una red de vecindad que integra lo doméstico, lo institucional y lo urbano, ampliando las nociones de habitar colectivo.

 

 

 

Mención Honrosa — “San Borja (re)iluminado” (FAU – Universidad de Chile)

Equipo: Joaquín Lerdo de Tejada, Ángela Toledo, Islier Oteíza, Mayte Valdivia, Paola Navas, Benjamín Montedonico. Docente guía: Pablo Rojas Bötnner.

La propuesta utiliza la luz como instrumento de reactivación urbana. Un trazado lumínico recorre pasarelas, plazas y zonas de tránsito, proponiendo una lectura nocturna del conjunto que fomenta la permanencia y la seguridad.
Mediante la combinación de distintas intensidades y temperaturas, la iluminación acompaña los usos cotidianos, redefiniendo la percepción del espacio público y subrayando la dimensión afectiva de la arquitectura en la vida barrial.

 

 

Mención Honrosa — “Pasarela Biodiversa” (UTEM)

Equipo: Bryan Peretta, Constanza Carrillo, Benjamín Rivera, Diego Albornoz, Francisca Saavedra, Alonso Durán. Docentes guías: José Becerra y Luis Silva.

El proyecto reinterpreta la infraestructura peatonal elevada como un corredor ecológico que vincula el paisaje natural con el tejido urbano.
A través de un sistema continuo de pasarelas verdes, genera nuevos recorridos entre las copas de los árboles, integrando biodiversidad, sombra y descanso.
El uso de especies nativas de bajo consumo hídrico y un sistema pasivo de riego convierten la intervención en un modelo de regeneración ambiental que repara la relación entre naturaleza y ciudad.

 

 

 

Mención Honrosa — “Faros de San Borja” (UTFSM)

Equipo: Aníbal Mellado, Scarlet Urbina, Antonia Robles, Christopher Quinteros, Valther Hernández, Valentina Letelier. Docentes guías: Francisco Quitral y Raúl Solís.

Una red de estructuras lumínicas redefine la relación entre seguridad, encuentro y orientación. Los faros, concebidos en tres estratos —bajo, medio y alto—, iluminan desde la escala del peatón hasta el horizonte urbano, generando nuevas percepciones del conjunto.
A la vez, su presencia introduce una dimensión simbólica: la luz como lenguaje común que guía, protege y reconstruye confianza en un sector históricamente fragmentado.

 

Reimaginar lo moderno


San Borja (re)imaginado se consolidó como un ejercicio de aprendizaje situado, donde la observación y el trabajo colectivo permitieron rearticular los vínculos entre arquitectura, memoria y comunidad. Las propuestas no buscaron reconstruir un pasado ideal, sino activar lo existente para imaginar nuevas formas de lo común. En un contexto de urgencia y cambio, el workshop reafirmó que proyectar sobre lo heredado es también proyectar sobre el futuro.