Doble Exposición: (Re) programar, (re) adaptar y (re) construir son los principales ejes que impulsarán la experiencia de este evento que invita a recorrer Santiago y redescubrir la urbe chilena desde otra perspectiva. Bajo la organización del Colegio de Arquitectos de Chile, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y el equipo curatorial ganador de esta versión 2025 —Anagramma Arquitectes (Sebastián López, Ángela Carvajal) y Óscar Aceves—, las actividades se desplegarán durante 11 días por seis sedes y otras activaciones en el eje Alameda-Providencia.
Desde el 25 de septiembre al 5 de octubre, con acceso gratuito y espacios culturales consolidados como el Centro Cultural GAM —cuya propia transformación lo ha convertido en emblema de resignificación arquitectónica— hasta otros lugares suspendidos en la espera de un futuro incierto, la programación invitará a repensar la ciudad desde lo que ya existe. Se enfocará en activar obras y estructuras que persisten, no como restos destinados a desaparecer, sino como materia viva para proyectar nuevos usos y formas de habitar, desplazando la idea de demoler y comenzar siempre desde cero.
Una antigua iglesia, incendiada, que hoy es un espacio de memoria, de conexión espiritual y de experiencias musicales en el corazón del Barrio Lastarria. Un edificio en plena Alameda, construido durante el gobierno de Salvador Allende, reutilizado como sede de la dictadura de Augusto Pinochet, y recuperado tras un incendio en 2006 para ser hoy uno de los principales actores culturales de la Región Metropolitana: desde la Iglesia de la Veracruz que aún muestra sus murallas quemadas al moderno Centro Gabriela Mistral, la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile explorará a través de seis sedes y otras activaciones en Santiago cómo la ciudad es capaz de repensarse y revivir entre espacios siniestrados u olvidados.
Con «Doble Exposición: (Re) programar, (re) adaptar y (re) construir», el título de la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile apunta a experimentar la urbe a través de espacios que hoy demuestran con éxito cómo un sitio se puede revitalizar sin necesidad de construir y cimentar desde lo nuevo.
«La Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile fue creada en 1977 por el Colegio de Arquitectos de Chile. Ha sido a lo largo del tiempo un espacio decisivo de debate público y a través de 22 ediciones se ha consolidado como una celebración que ha valorado, pero también cuestionado, la contribución y los impactos de la arquitectura y el urbanismo en nuestras ciudades y territorios. Convocamos el año pasado en conjunto con el Colegio de Arquitectos un concurso público, anónimo y abierto de ideas para definir el proyecto expositivo de esta edición: 19 equipos presentaron propuestas, las cuales fueron evaluadas por un jurado que, por unanimidad, seleccionó a ‘Doble Exposición: (Re) programar, (re) adaptar y (re) construir’, de Anagramma Arquitectes y Óscar Aceves, como la versión elegida», dice Cristóbal Molina, coordinador de Arquitectura del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
La propuesta seleccionada está actualmente trabajando para materializar esta experiencia que se exhibirá desde el centro de Santiago, entre el 25 de septiembre y el 5 de octubre, y que además tiene planificada su circulación en dos regiones del país durante 2026.
«Esta Bienal nos invita a mirar nuestras ciudades desde otro prisma: tal vez la clave no está en construir más, sino en repensar lo existente. En esa línea, durante once días y con más de 100 actividades gratuitas, esperamos que la Bienal se proyecte como un punto de encuentro en el corazón de Santiago, que nos permita dialogar desde lo arquitectónico con la vivienda social, los espacios públicos y culturales, expresiones artísticas y otras prácticas, para llegar a una reflexión colectiva y ciudadana», dice Fernando Miranda, Director de actividades del Colegio de Arquitectos de Chile.
Ante diferentes factores que hacen necesarias ciertas recuperaciones arquitectónicas en la urbe, para esta XXIII Bienal los co-organizadores buscaron ejemplos de distintos espacios que hoy demuestran cómo reconstruir desde la materia existente.
«En el actual escenario urbano, atravesado por crisis climáticas, desigualdades estructurales y transformaciones sociales, pensar la arquitectura como una práctica exclusivamente orientada a la edificación desde cero resulta cada vez más insostenible. La invitación es a pensar la arquitectura como un campo de montaje entre tiempos, donde el presente no cancela el pasado, sino que lo hace visible en su potencial transformador. La Doble Exposición, no es solo un recurso técnico fotográfico, sino que para esta Bienal es una estrategia política de interrupción. Intervenir estructuras deterioradas no es un gesto nostálgico, sino una forma de anticipar otras maneras de habitar, resistir y proyectar. Frente a la tentación de conservar todo sin criterio, esta Bienal propone intervenir críticamente para reconfigurar lo heredado, y ensayar otras formas de vida», dice Ángela Carvajal, del equipo curatorial Anagramma Arquitectes.
SEDES PARA UNA REVITALIZACIÓN
Durante los 11 días que esta Bienal dará nueva vida al eje Alameda-Providencia de Santiago, la instalación de la ciclovía que está realizando el Gobierno de Santiago alrededor de la Estación Baquedano —que considera 8 kilómetros desde Plaza Italia a Avenida Pajaritos— ya habrá finalizado su obra gruesa, generando otro hito en el contexto de esta XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo. El evento llegará para sumarse a la revitalización cultural de esa zona de Santiago, con actividades que irán desde charlas a exposiciones e intervenciones de espacios, con una programación totalmente abierta al público.
«Nos pone muy contentos iniciar aquí un proceso de reflexión crítica que en los próximos meses desplegará una serie de conversatorios, exposiciones, conferencias magistrales y otras actividades que se darán en el contexto de la Bienal. Esta edición reunirá diferentes activaciones, que se desplegarán por espacios emblemáticos de Santiago, proyectándose además hacia la región de Valparaíso y la región del Biobío para el próximo año 2026», dice Sebastián López, de Anagramma Arquitectes.
Así, contando también con el apoyo del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el Ministerio de Obras Públicas, el Ministerio de Bienes Nacionales, el Gobierno de Santiago y otras instituciones, también estarán presentes 21 escuelas de arquitectura a través de diversas actividades de esta XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile.
Las seis sedes que protagonizarán esta edición consideran la reapertura inédita de la Iglesia de San Francisco de Borja, que acogerá la muestra central, encuentros y conversatorios, tras el incendio ocurrido en 2019. La experiencia Bienal también se extenderá hacia el Parque San Borja, que recibirá el pabellón con conferencias abiertas a la comunidad. La ceremonia inaugural y de clausura se efectuarán en el Centro Cultural Gabriela Mistral, desde su sala de artes visuales y con espacios de diálogo público.
La tercera sede será el mismo Colegio de Arquitectos de Chile, que en su auditorio tendrá una exhibición y un workshop, además de instancias de charlas. El Centro Cultural CEINA, albergará la muestra del Premio Nacional de Arquitectura, Cristián Castillo Echeverría, conversatorios sobre experiencia en vivienda social, y el estreno de un documental sobre los 60 años del MINVU. Barco Galería acogerá la exposición Prueba de Estado de Catalina de la Cruz, y, como sexta sede, la Parroquia de la Veracruz activará instalaciones temporales y la muestra del Proyecto Chiway Antü, graficando cómo la recuperación de este espacio ayudó a revitalizar el Barrio Lastarria, tras el incendio que ocurrió en el edifico en 2019.
«Hay un circuito que la Bienal va a activar a través de estos hitos relevantes. Para nosotros ha sido muy importante que estas sedes sean representativas de la propia interrogante que tenemos en el proyecto curatorial. El caso del edifico del Colegio de Arquitectos será la sede para el workshop académico, con estudiantes de varias regiones de Chile y también de escuelas internacionales. En cuanto a la ex Iglesia de San Francisco de Borja, albergará una exhibición de alrededor de 250 proyectos, para plantear prospectivamente y abrir la pregunta a la ciudad: ¿Qué va a pasar con este sitio en el futuro? La Bienal será la oportunidad para reabrir este espacio, hacerlo un sitio cultural, al menos por este periodo de 11 días», dice Óscar Aceves, del equipo curatorial que está a cargo de esta XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile.
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